Qué hay de nuevo viejo?; Hola gilipollas; Hola, holita vecinito, son solo algunos de los saludos más reconocidos del cine o la televisión. A estas salutaciones, ahora se le une Buenos días quarantiners, una forma de saludar que, durante los meses de pandemia y confinamiento que sufrimos, y que al paso que vamos estamos a punto de volver a sufrir, fue empleado por un grupo de vigueses para animarse en esa época. Ahora, y a modo de diario, ha sido recopilado en un libro cargado de buen humor, leves toques de terror, e incluso recetas bastante ricas. Bienvenidos a una nueva forma de saludar.
Escrito por Darío Vilas, el libro supone su primera incursión en el humor, tras haberse labrado una carrera en el género negro, con su bilogía sobre Marquitos Laguna; el terror y el suspense. Pero ahora decide cambiar de tercio, y arrancarnos más de una sonrisa, y alguna que otra carcajada, con las peripecias de un vecino durante el confinamiento, en forma de diario en los que conoceremos sus desventuras a lo largo del confinamiento.
Si bien Darío ya ha dado muestras de su humor, en ocasiones bastante negro (incluso más que la conciencia de Voldemort), aquí tira de ironía y de un sentido del humor bastante irónico, que en nada se parece del que hace gala en redes sociales. Aquí hace gala de un humor bastante blanco, pese a que en ocasiones bordee el gris, sobre todo cuando hace aparición una de las mejores creaciones del autor. Por supuesto, a los que hayáis leído el libro, me refiero a Mari Trini, la vecina cotilla y con grandes dosis de mala leche, que le hará pasar no pocas situaciones comprometidas a nuestro protagonista.
Si Darío hace gala de su sentido del humor, también es cierto que nos muestra su faceta de cocinillas, incluyendo un par de recetas que hizo durante el confinamiento forzado en nuestros hogares. Y hay que decir que sus recetas tienen una pinta estupenda, sobre todo para aquellos que sean más golosos. Y es que a uno le entran ganas de pedirle que mande muestras gratuitas, no solo de los bizcochos, sino también del pan. Lástima que nos tengamos que conformar solamente con las fotos, pero a tenor de las imágenes, sin duda el resultado debió ser impresionante. Aquí, más que nunca, se hace cierta la frase de que una imagen vale más que mil palabras.
Al libro no hay que ponerle pega alguna. El sentido del humor es bastante divertido, y además el autor nos regala unas breves dosis de terror y suspense, eso sí, sin violencia o gota de sangre alguna. Parece como si Darío se resistiera a dejar del todo el género que más alegrías le ha, y nos ha dado.
Según avanzaba en su lectura, la cual se hace muy amena y entretenida, me daba cuenta de que al autor el cambio de género le ha sentado bien. Tiene bien cogido el ritmo cómico, y el libro nos mantiene enganchados desde sus primeras páginas. Y que sin duda nos ha ayudado, y probablemente lo hará en breve, a afrontar con una sonrisa esta época tan dura en todos los aspectos.
Si os gustan los libros cómicos, con una historia divertida, y que tal y como cantaban los Monty Python nos hagan ver el lado brillante de la vida, éste es vuestro libro sin duda.
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