Según la definición, se entiende por curación "restablecimiento o recuperación de la salud y eliminación de una enfermedad, una herida o un daño físico", pero además este término se puede aplicar también a la recuperación mental. De ambas recuperaciones, física y mental, es de la que trata la entrada de hoy. Una de las grandes sorpresas dentro de la literatura de género fantástico patrio, y que, sin duda, le dará no pocas alegrías a su autor en futuros festivales.
Escrito por Miguel Córdoba, con un excelente prólogo a cargo de Darío Vilas y con portada a cargo de Pablo Alonso Caballo, la trama nos cuenta la historia de Magie Anderson, que nació con un hilo negro atado a su dedo anular de su mano izquierda, lo que le hace poseedora de visiones. A lo largo de los años, se preguntará si hay otros con sus mismas características, pero a veces es mejor no conocer las respuestas. Ya que Jeremy Heinz posee un don parecido al suyo, pero su personalidad no tiene nada que ver con la de nuestra protagonista.
Pero además también es la historia de Dios, una niña de nueve años llamada Anna, que vive en un bunker de Nebraska y que está aquejada de una fuerte depresión.
Nada más comenzar a leer el libro, Darío consigue secuestrarnos y meternos en el mundo que nos plantea el autor. Para ello le bastan unas breves palabras para que, cual flautista de Hamelin, consiga engancharnos con su prosa para que le sigamos sin rechistar al planteamiento que nos sugiere Córdoba. Una vez llegados a su trama, el escritor de Los tres abismos de Damián Mustieles, nos presenta a sus personajes principales, y una vez los conocemos ya no podemos despegarnos de los mismos.
Con un arco argumental que cubre casi cuatro décadas, los lectores serán testigos de como la vida de Magie, así como de sus familiares y amigos, va cambiando con el paso de los años. La vida de nuestra protagonista no será fácil, ya que, como si de la Casandra de Troya se tratara, se verá aquejada de visiones que harán que su vida no sea un camino de rosas.
Me resulta complicado etiquetar a la novela, puesto que tiene bastantes elementos de fantasía, pero también de terror. Pero sin lugar a dudas el elemento que predomina por encima de ambos es el drama, y es que a lo largo de la historia Magie se verá aquejada de no pocas desgracias. El autor apenas concede un momento de respiro o alegría a la protagonista,
Pero no únicamente a ella, sino también al resto de personajes que van apareciendo a lo largo de sus páginas. Parece que el título del libro aquí resulta más indicado que nunca, puesto que después de tanto sufrimiento, los personajes que van apareciendo en la novela solo pueden encontrar su curación particular en los instantes finales de la obra.
Varios son los atractivos del libro. Además de su narrativa y sus personajes, uno de los atractivos es el villano. Y es que Jeremy Heinz es un personaje, que podría haber sido imaginado perfectamente por Stephen King. La comparación con el autor de Maine no resulta gratuita, y es que Córdoba ha sabido crear un personaje odioso, pero que a la vez resulta interesante. Y es que Heinz está como una cabra, sabe ser manipulador y usa su don para su propio beneficio. Más o menos, y salvando las distancias, se puede decir que es el hijo que podrían haber tenido en el universo de King Jack Torrance y Annie Wilkes. Eso os da una idea del carácter del personaje de Heinz.
El otro atractivo, tiene que ver con la trama que transcurre en 2016 y con la sesión psicológica a la que Anna es sometida por Brian. A través de sus diferentes entrevistas, conocemos las razones por las que Dios se siente deprimida y tiene tendencias suicidas. Aquí el autor prescinde de vocabulario complejo, y nos transporta a unas charlas interesantes para saber el motivo real que envuelve a la tristeza de Dios. Y que hará que, si Brian no encuentra una solución pronto, el mundo, tal y como lo conocemos, deje de existir.
Y es precisamente en la última parte, donde el autor nos transporta a un mundo en el que las fuerzas del bien y del mal librarán su última batalla, y donde el destino de la humanidad quedará sellado para siempre.
Si hace unos párrafos hablaba del drama, otro gran elemento bastante presente en la obra, y que se hará bastante evidente el tercio final, es la fe y la religión, así como la creencia en Dios. Y es que se puede decir que la obra incluye no pocos elementos religiosos. Puesto que si bien parte de nuestros protagonistas creen en Dios, él no parece sentir lo mismo por su creación, lo que hace que se sienta deprimido y con ganas de acabar con su existencia, por ilógico que esto pueda parecer.
Si os gustan las novelas de fantasía que se salen de lo normal, cuyo principal atractivo reside en su trama y personajes, no lo dudéis y dadle una oportunidad a este libro. Seguro que no os arrepentiréis en absoluto.
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