Desde que hiciera su aparición en el número 300 de Spiderman como la némesis del trepamuros, el simbionte ha ido evolucionando de villano a (anti)héroe. Con este film, se pone un aparente punto y final a una saga que, guste más o menos, tiene su club de fans y, pese a no recaudar mucho, si que lo ha hecho de forma suficiente para garantizar su continuidad en la gran pantalla. Así pues, veamos que nuevas peripecias le esperan a este personaje en lo que parece ser el final de sus aventuras.
Escrita y dirigida por Kelly Marcel, la trama nos cuenta como Eddie Brock, Tom Hardy, y Venom tendrán que huir no solo de la amenaza extraterrestre de Knull, que ansía ser liberado de su prisión gracias a un códice que posee el simbionte, sino también de los militares que desean hacerse con él, entre los que se encuentran el soldado Rex Strickland, Chiwetel Ejiofor, y la Dra. Teddy Payne, Juno Temple, que quiere investigarlo.
En su reparto, además de la habitual Peggy Lu, retomando su rol como la señora Chen, también nos encontramos con Rhys Ifans, dando vida a Martin Moon, un hippie fan de los extraterrestres y a Stephen Graham que vuelve como el detective Patrick Mulligan, a quién pudimos ver en la anterior entrega Venom: Habrá matanza.
Cinta entretenida que cumple con su cometido, y que supone un buen punto y final a una saga que, sin ser ninguna maravilla, si que resulta lo bastante simpática como para pasar un rato ameno. Además que su duración, inferior a las dos horas, hace que se pase rápido. Pero no todo es perfecto.
Uno de los aspectos negativos de la cinta es su apartado visual. Si bien en algunos momentos los efectos visuales lucen bastante bien, en otros cantan bastante. Lo que es una pena, más teniendo en cuenta que, pese a contar con un presupuesto de poco más de 100 millones, se lo podían haber currado algo más. No sé que pasa que, de un tiempo a esta parte, las producciones de superhéroes no lucen todo lo bien que uno quisiera y, sin embargo, Godzilla: Minus one que costó poco más de 30 millones, se llevó el Oscar a los mejores efectos visuales en los recientes premios de la academia de Hollywood. Si alguien lo puede entender, que me lo explique.
Otro de las cosas que no me acabó de convencer, fue el villano. A ver, que me explique. En los cómics es una amenaza a tener en cuenta, y aquí apenas aparece. Pero, cuando lo hace, mola y mucho. Lástima que aquí lo desaprovechan, tal vez lo hayan hecho de cara a presentarlo para futuras entregas. Lo que sería un acierto, puesto que en las viñetas les ha hecho pasar las de Caín no solo a Spiderman, sino también a todo superhéroe que se cruzaba en su camino.
Tampoco me convence algunas inconsistencias con respecto a la anterior entrega, y, sobre todo, con la escena postcréditos vista en Spiderman: No way home en la que se veía un trozo del simbionte y que aquí cambian por completo. No sé si ha sido fallo de la guionista por no haber visto esa película, o por no coordinarse con el otro equipo, pero es una pena que eché por tierra un cabo suelto con el que los aficionados nos frotábamos las manos.
Por último, es el aspecto del que adolece toda la saga y es la falta de sangre. En los cómics, Venom no tiene problema en comer cabezas o matar a gente. Aquí se echa en falta algo más de mala leche y violencia. Si hubieran metido un poco más el acelerador en este aspecto, tal vez el resultado final podía haber sido otro diferente. Ojo, no me quejo, ya que salvo en el caso de Deadpool pocas producciones superhéroicas se atreven a mostrar sangre. Pero estamos hablando de Veneno, un personaje que no se caracteriza precisamente por su amabilidad, sobre todo en sus primeras apariciones.
En el aspecto positivo nos encontramos con Tom Hardy. El intérprete inglés le tiene cogida la medida, al personaje. y sabe alternar momentos de humor, con otros más dramáticos. Sabe reflejar la relación que mantienen Eddie y el simbionte en los cómics, pese a que en los mismos Venom no sea tan simpático y haga tantos chistes como aquí.
Otro de los aspectos a destacar es el ritmo. Ya desde el comienzo, uno sabe que se lo va a pasar bien, sensación que va creciendo a medida que avanza el metraje. Varios son los momentos a destacar, ambos curiosamente vistos en el tráiler: uno de ellos es el de Venom enganchado en un avión y preguntándose como lo puede hacer Tom Cruise, en un guiño bastante simpático a Misión imposible: Nación secreta y el otro es el del cabello venomizado.
Pese a que el final del film se sabe casi desde el principio, eso no es problema para dejarse llevar por las peripecias de Eddie y su compañero. El problema hubiera sido que, teniendo en cuenta la aparición de un elemento, la conclusión hubiera sido otra. Afortunadamente, no ha sido así.
No son pocas las personas que se quejan, yo no soy una de ellas, del sentido del humor de esta cinta. Pero hay que reconocer que es el simbionte, el que tiene los mejores chistes de la cinta. Es como si fuera el lado cabrón de Eddie, o su niño interior malcriado que hace lo que quiere sin importarle las consecuencias.
Como suele ser habitual en este tipo de producciones, hay dos escenas postcréditos. La primera de ellas está situada a mitad de los créditos, mientras que para ver la segunda hay que esperar hasta que pasen todos los créditos. Pero os aseguro que, sobre todo en la segunda, la espera merecerá la pena. Con respecto a la primera, esperemos que el villano en cuestión lo veamos en más ocasiones en el universo Marvel, ya sea el de Sony o el cinematográfico.
Tanto si os gusta el personaje, como si os gustaron las entregas anteriores, esta es una cinta que recomiendo su visionado, puesto que entretiene y os hace pasar un buen rato. Algo que viene bien de vez en cuando, y nos hace olvidar durante un rato los problemas que tengamos.
A continuación, el tráiler:
Espero que os haya gustado la entrada de hoy.