Ayer se estrenó la tan esperada secuela de Joker, que le supuso el tan ansiado Oscar a Joaquin Phoenix. Si bien iba con las expectativas algo bajas tras leer varias opiniones, que intenté que no me influyeran, una vez iniciada la proyección no pude sino estar de acuerdo con las mismas. Al salir de verla salí bastante cabreado por lo que había visto, ya que pocas veces una cinta ha conseguido enfadarme de esa forma. En los siguientes párrafos voy a explicar el motivo de mi descontento.
Dirigida como la anterior por Todd Philips, que se encarga también del guion junto a Scott Silver la trama nos cuenta como tras los sucesos de la anterior entrega Arthur Fleck, Joaquin Phoenix, alias el Joker se encuentra en Arkham a la espera de su juicio. Un día, mientras va a a conocer a su abogada, Catherine Keener, coincide de manera fortuita con Harleen Quinzel, Lady Gaga, mientras está con el coro. La chispa entre ambos no tardará en surgir.
Dentro del reparto también nos encontramos con Brendan Gleeson, dando vida a un guardia de Arkham; Zazie Beetz retomando su rol de Sophie, el interés amoroso de Arthur en la primera parte; Leigh Hill que vuelve como Gary, el amigo de Arthur; Sharon Washington como la trabajadora social de Arthur; Steve Coogan es Paddy Meyers, un periodista que entrevista a Arthur en Arkham y Harry Lawtey interpreta al fiscal Harvey Dent.
Cuando se anunció que la secuela de Joker sería un musical, no fuimos pocos, entre los que me incluyo, que alzamos una ceja de incredulidad. No tengo nada en contra de los musicales, es más, algunos de ellos como Cantando bajo la lluvia, Moulin Rouge, La la land o West side story, por nombrar ejemplos se encuentran dentro de mis favoritos. Pero es que aquí, el gran problema del film son, precisamente, los números musicales.
Algunos de ellos están bien integrados, pero la mayoría de los mismos no. Lo que hace que en no pocas ocasiones te saquen de la película. Lo que cabrea, una vez te puede pasar, pero que, de forma constante, metas una escena musical porque te apetece hace que te provoque hastío y estés deseando que se acabe para que la trama avance.
Y es que, la película podía haber funcionado perfectamente si el director hubiera prescindido de los números musicales. O, por lo menos, no haber abusado de los mismos. Si me metes alguno que otro, para indicar las partes oníricas de los personajes principales, te lo compro. Pero que, y perdón por el ligero spoiler, que en una conversación entre Joker y Harley en la sala de visitas el personaje de Gaga se ponga a cantar por que sí, pues mira, no te lo compro. Más que nada porque no viene al caso, Philips debió de pensar que quedaba bien, o por lo menos en su mente quedaba estupendo, y la puso.
Todo lo bueno que hizo Phoenix en la anterior entrega, aquí lo echa por la borda. Vuelve a repetir los mismos tics y gestos que le hicieron ganador del galardón al mejor actor. En vez de llevar su interpretación un paso más allá, se limita a hacer lo mismo. Debió de pensar "para que esforzarme, si ya tengo lo que quería" y está con el piloto automático la mayor parte del tiempo, salvo algún que otro instante en el que nos demuestra lo buen actor que es.
Lo de Gaga es tema aparte. Tan solo se luce en las partes en las que canta. Sobre su interpretación más vale correr un tupido velo. Por ahora no ha hecho nada destacable, si he decir que me sorprendió en La casa Gucci, ya que Ha nacido una estrella no la he visto aún. Pero hasta ahora no me está diciendo nada como actriz, espero que en futuros proyectos me haga cambiar de opinión. Pero, hasta ahora, Margot Robbie se la come como personaje, y también Kaley Cuoco, que le presta su voz en la serie de animación.
Puedo entender que quieras ofrecer otro punto de vista sobre ambos personajes, el explorar nuevas posibilidades. Pero, lo que no logro entender del todo, es que le des la vuelta del todo a la relación que mantienen Joker y Harley, que es el caso más claro de amor tóxico. Aquí los roles se invierten, vale, eso te lo puedo comprar, pero lo que no me gusta es que aquí pinten todo el rato a Arthur como alguien manipulable, cuando en los cómics no es así en absoluto.
Pero, lo que me acabó de enfadar del todo, fue una frase. Solo UNA FRASE le ha bastado a Philips y a Silver para cargarse al personaje del Joker. Un villano con 84 años de historia, que ha puteado de manera constante a Batman, que es su némesis principal y un psicópata en toda regla, queda humillado con pocas palabras. No sé si ha sido intencionado o no, pero, en caso de no serlo, desde luego que los guionistas se han lucido.
Si tan solo el film hubiera sido normal, y hubiera prescindido de los números musicales, el resultado hubiera sido del todo distinto. Ya que, cuando es una cinta normal, nos consigue mantener atentos, puesto que tiene elementos para hacerlo. Pero, cuando las canciones hacen acto de aparición, todo el interés que había se desvanece como un azucarillo en un vaso de leche.
Si os gustó la primera parte o si os interesa el personaje del Joker, dadle una oportunidad. Yo ya he avisado que los números musicales son totalmente prescindibles, y solo sirven para entorpecer el metraje, que se va hasta casi las dos horas y media. Por lo menos no aburre, que si lo hubiera hecho, hubiese sido para enmarcar.
A continuación el tráiler:
Espero que os haya gustado la entrada de hoy.
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