El día 14 de junio, era una fecha que miles de aficionados al rock teníamos marcada en rojo. Ese día, el Boss tocaba en la segunda de sus fechas en nuestro país, tras un primer concierto el pasado miércoles, ayer volví a verle por séptima vez, curiosamente 20 años atrás hice lo mismo por primera vez en lo que fue el estadio de La Peineta. Y, como no podía ser de otra forma, fue una experiencia increíble.
Diez minutos pasaban de las nueve de la noche, cuando la banda empezó a subir al escenario. Uno por uno, fueron recibidos con una gran ovación, hasta llegar a la salida de Van Zandt y Springsteen que fueron los que se llevaron los mayores aplausos. Ante nosotros, tres horas de puro rock and roll, en las que Bruce lo dio todo, interactuando con la audiencia y volviendo a demostrar estar en plena forma. Las dudas que teníamos sobre su voz, quedaron disipadas en los primeros instantes del evento.
A lo largo de 30 canciones, Bruce hizo un recorrido por la mayor parte de su discografía, desde los primeros discos, hasta el más reciente lanzamiento. Una selección impresionante, con bastantes sorpresas con respecto al concierto celebrado apenas 48 horas antes. Y esto es algo que me sorprendió, pensaba que más o menos habría pocas novedades, pero en realidad fueron cerca de 12 canciones las que hubo con respecto al miércoles.
Una de las que no me esperaba fue Adam raised a cain. Yendo de camino al concierto con mi pareja, fuimos oyendo diversos discos de Bruce. Llegado el momento, empezó a sonar el directo de 3 cds y, en el primer disco, empezó a sonar el tema que he indicado en el principio de este párrafo. Le dije a mi chica que esto era un temazo. Imaginaos mi alegría, cuando empezaron a sonar los primeros acordes de esta canción
Otra de las sorpresas que nos tenía preparada el Boss, fue la aparición por primera vez en la gira del tema The power of prayer, perteneciente al álbum Letter to you. Precisamente hablando de discos, fue el Darkness of the edge of town, el que se llevó el gato al agua, puesto que siete de las canciones pertenecientes al álbum homónimo, fueron tocadas por Bruce y sus muchachos.
Uno de los instantes mágicos de la noche, fue cuando estaba anocheciendo y las primeras notas de Prove it all night empezaron a sonar en el Metropolitano. Ignoro si la canción fue escogida a propósito, o si simplemente, se dio la coincidencia, pero, desde luego fue algo bastante chulo.
Tal y como sucediera el año pasado, cuya reseña podéis leer aquí uno de los primeros temas en sonar fue No surrender, con la diferencia que la canción fue la que inauguró el evento y en el concierto celebrado ayer sonó en cuarto lugar. Pero no importaba, Bruce aún tiene cuerda para rato y no cree en la rendición.
Una de las señas características del Boss, es la alternancia de temas más tranquilos, con otros más cañeros. Como si de un electrocardiograma se tratase, las pulsaciones suben y bajan, e incluso en un determinado momento del evento Bruce consiguió calmarlas del todo. Fue en el tema Last man standing, cuando se dirigió al público y, gran acierto por parte de la organización, subtitularon lo que decía, ya que la canción va unida a un suceso relacionado con la vida del cantante de New Jersey. Y, tal y como ocurriera el año pasado en Barcelona, fue subtitulada. Pero no sería la primera vez, puesto que volvió a ocurrir en el final del concierto.
Poco antes de los bises, sonó Thunder road, uno de los temas que no puede faltar en el amplio repertorio de Springsteen, y que sirvió para llevar al público a una de las partes más cañeras del evento, donde sonaron de forma prácticamente seguidas Born in the U.S.A; Born to run; Glory days; Dancing in the dark; Tenth avenue freeze out y el Twist and shout de los Beatles y que, de un tiempo a esta parte, se ha convertido en el tema que suele anteceder al final de concierto.
Final en el que Bruce se quedó solo, con su guitarra acústica para entonar I'll see you in my dreams, donde los subtítulos volvieron a hacer su aparición. Springsteen no pudo cerrar de mejor forma el final del evento, ya que el mismo fue un sueño hecho realidad para gran parte de los que estábamos allí reunidos.
Si tenéis oportunidad de verle no lo dudéis y hacedlo. El lunes volverá a actuar en Madrid, para luego coger el puente aéreo a Barcelona para dos conciertos el jueves y el sábado que viene. Es de estos artistas a los que hay que ver, por lo menos una vez en la vida.
A sus 74 años, demuestra que aún le queda cuerda para rato, y que el apodo de "el jefe" es algo que se ha ganado con todas las de la ley.
No hay comentarios:
Publicar un comentario