El pasado 15 de noviembre se estrenó la segunda parte de Gladiator, cinta que le hizo ganar a Russell Crowe el Oscar y que también se alzó con la estatuilla a mejor film. Ahora, 24 años después nos llega esta cinta, que, siendo sinceros, no me gustó nada y que considero innecesaria. No solo es que sea aburrida, sino que también apenas tiene elementos que merezcan la pena destacarse. Pero no saquemos el hacha todavía, y veamos que nos depara esta nueva propuesta de Ridley Scott.
Dirigida por Ridley Scott y escrita, es un decir, por David Scarpa, la trama nos cuenta como 16 años después de los sucesos de Gladiator, Lucio, Paul Mescal, vive su vida tranquilo en Numidia bajo el nombre de Hanno, hasta que es apresado por el general romano Acacio, Pedro Pascal, y pasará a convertirse en gladiador tras haber sido comprado por Macrino, Denzel Washington. No pasará mucho tiempo hasta que Lucio viaje a Roma, donde se reencontrará con su madre Lucilla, Connie Nielsen, y conocerá a los crueles emperadores Geta, Joseph Quinn, y Caracalla, Fred Hechinger. Los aires de revolución harán que traiciones y conspiraciones estén a la orden del día, y nuestro protagonista se verá envuelto en ello a su pesar.
Varios son los problemas de esta cinta. El primero de todos ellos es la película en si. No solo es aburrida, salvo algún que otro pequeño destello salvable, sino que también se hace lenta. Y eso, cuando hablamos de una producción de aventuras, es un pecado mortal. Parece ser que la anterior entrega la dirigió el primo de Scott, sino no me lo explico. Toda la épica que tenía el film protagonizado por Crowe aquí brilla por su ausencia. Parece que el realizador de Alien la ha dirigido con el piloto automático, y aquí no encontramos nada de lo que si había en su predecesora.
Otro de los inconvenientes del film es su protagonista principal. Este es el primer film que veo de Mescal, por lo que no puedo juzgar sus trabajos anteriores. Pero aquí el ser un héroe de acción no le sienta bien. Aquí es soso, no transmite carisma alguno. Se podía haber puesto una piedra o un muñeco y el efecto habría sido el mismo. Menudo pan sin sal de tío. Cada vez que comparte escena con Washington, sin lugar a dudas lo mejor del film, el intérprete de Training day se lo come con patatas, algo que no pasaba en los cara a cara entre Crowe y Phoenix, donde ambos mantenían un buen duelo interpretativo.
Los villanos de la peli, Geta y Caracalla, te producen pena más que otra cosa. Ambos intérpretes llevan la sobreactuación a otro nivel, se comportan como unos niñatos malcriados. A diferencia del personaje encarnado por Phoenix, que si era un villano creíble y despiadado, aquí ambos emperadores merecen una hostia a mano abierta para que se les quite la tontería. No son creíbles y su comportamiento es como Joffrey de Juego de tronos, pero la gran diferencia radica en que uno de los villanos más odiados de la serie lograba hacerse odiar, aquí estos mandatarios no lo hacen en ningún momento.
Del apartado visual, mejor ni hablar. Que alguien me explique como 24 años antes los efectos visuales del film original lucían mucho mejor que los de ahora. Para ejemplo baste citar la primera lucha en la arena de Lucio contra unos monos. que no es que canten opera, es que parecen salidos de una producción Scifi. Ojo y estamos hablando de que el film ha costado 310 millones, por lo que barata no ha sido. Que alguien me diga en que se han gastado parte del presupuesto para los efectos especiales, porque estos no lucen bien.
Sobre el rigor histórico tampoco me voy a meter mucho, pero hasta donde yo sé, en la antigua Roma no había papel, usaban pergaminos. Pero esto a Scott no parece preocuparle mucho, ya que en un par de momentos veremos como alguien apunta nombres en un papel, uno de los protagonistas parece leer algo parecido a un periódico o se habla de usar papeletas para votar. No digo que no haya que tomar libertades, pero esto ya es tomar al espectador por tonto. Lo de los tiburones más o menos te lo puedo comprar, pero eso de usar a un rinoceronte como si fuera un caballo ya es una tomadura de pelo considerable. De lo que también los niños jugaban a un juego parecido al futbol, con porterías incluidas, mejor lo comentamos otro día.
Lo único que merece la pena destacarse es la interpretación de Washington. El oscarizado intérprete se lo pasa en grande dando vida a un personaje con carisma y que se mueve por sus propios intereses. Cada vez que aparece en pantalla, se come a todos los que le rodean. Su personaje es, sin duda, lo mejor de la cinta. Por lo que no sería raro verle nominado como actor secundario en los futuros premios de la Academia.
Pedro Pascal está desaprovechado. Y es una pena, puesto que su personaje es interesante y también mola. Pero no lo han sabido desarrollar y sacarle todo el jugo. Aquí Pascal da vida a un general cansado de batallar por unos emperadores caprichosos, busca retirarse y vivir tranquilo. Tal y como quería Crowe en la anterior entrega.
En resumidas cuentas, un film aburrido, soso y sin emoción alguna. Sus dos horas y media se hacen pesadas, y atención que Scott dice que tiene una versión de más de cuatro horas. Pues si este primer montaje se te hace eterno, no quiero ni imaginar lo que pueden ser cinco horas de esto. Dudo mucho que mejore lo visto en pantalla grande.
Si os gustó la primera y sois seguidores de Scott adelante. Pero yo no recomiendo su visionado, puesto que puedes salir con un enfado considerable, tal y como me pasó a mi. Ya no queda nada de ese Scott que con sus primeras cintas parecía que se iba a comer el mundo.
A continuación el tráiler:
Espero que os haya gustado la entrada de hoy.
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