Ayer pude disfrutar junto a Marta (@cinefila_riojana) del concierto de Hans Zimmer, que ofreció en Barakaldo ante 10.000 espectadores, entregados al espectáculo que el compositor alemán ofreció junto a una orquesta espectacular. Un viaje a través del espacio y el tiempo, en el que durante tres horas, con una pausa de poco más de veinte minutos, permitió a los asistentes viajar por algunas de las composiciones que ya forman parte de la historia del cine.
El llegar a nuestros asientos fue toda una odisea. No había verjas que indicaran el camino de pista, y tuvimos que preguntar dentro del BEC para que nos indicaran donde ir. Las sillas, todas juntas y de plástico, y poco cómodas, tampoco ayudaron mucho a que la impresión inicial mejorara. Menos mal que lo que importaba era el concierto.
Con casi diez minutos de retraso sobre la hora prevista, ocho de la tarde, dio comienzo el concierto. Para empezar, y como forma de calentamiento, Zimmer y su banda comenzaron con Dune, y el tema House of Atreides, tema que no me acabó de convencer, pero cuya parte vocal fue muy buena, y a continuación le siguió el tema Mombasa, perteneciente a esa maravilla llamada Origen. No sería la única vez, que ambos temas hicieron acto de presencia, ya que volvieron a sonar en la segunda parte del concierto.
Era el momento de calzarse las mallas de superhéroe, viajando al mundo de DC con tres suites pertenecientes a Wonder Woman, que estuvo bastante chula, sobre todo el momento en el que las guitarras eléctricas hicieron acto de presencia, para luego acompañar en su viaje al hombre de acero en sus correspondientes suites. He de decir, que en directo los temas de Superman, creados por el teutón para el film de Snyder, suenan mucho mejor que en la producción protagonizada por Henry Cavill.
Después de salvar el mundo, viajamos en el tiempo. Más concretamente a la antigua Roma, para enfrentarnos al emperador Cómodo. Impresionante, aquí Zimmer y su banda ya estaban empezando a poner el BEC del revés. Mediante 4 suites, los espectadores pudimos disfrutar en directo de la percusión y las guitarras, así como de partes vocales que nos hicieron acompañar a Máximo en su aventura. Gladiator fue uno de los momentos que más me gustaron de esta primera parte del concierto, pero aún quedaba una parte, tal vez una de las más ligeras y divertidas antes de llegar al descanso.
Con el público disfrutando, llegaba el momento de dejarles con un buen sabor de boca. Para ello, nada mejor que enfundarnos el traje de pirata, beber un buen trago de ron, y acompañar al bueno de Jack Sparrow en su aventura. Las tres suites, correspondientes a Piratas del Caribe, sirvieron para poner el punto y seguido a un espectáculo, donde lo mejor quedaba por llegar. Una vez más, tal y como era norma habitual en el concierto, los instrumentos de cuerda, con los violines y guitarras a la cabeza, jugaron un papel esencial. Tal y como se puede apreciar en el siguiente clip:
Tras la pausa, y de forma sorprendente, he de decir y una alegría en toda regla, sonaron los acordes de Top Gun: Maverick. Era el momento de surcar los cielos, y, pese a su brevedad, fue un gran instante. Dejó un muy buen sabor de boca. En cuanto sonó el gong, ya sabía lo que venía. Aquí, Zimmer demostró que también sabía hacer suyo un tema que no le pertenecía, puesto que el tema original es del teutón, al igual que Zimmer, Harold Faltermeyer.
Llegados a este punto, viajamos al Japón del siglo XIX para conocer a El último samurái. Tres suites melódicas, tranquilas, y que ayudaron a la audiencia a bajar las pulsaciones ante lo que venía a continuación. Puesto que teníamos que hacer acopio de todas nuestras fuerzas, para viajar a Gotham City, y acompañar al caballero oscuro por excelencia de la historia del cine en su enfrentamiento contra el Joker.
Las dos suites de The Dark Knight, me encantaron. No solo por que adoro el film, sino por que llegados a este momento, Zimmer no dudó en bajar tocando el bajo, y bajar a donde estaba el público. Estando yo en primera fila, lo pude ver muy cerca de mí. A pesar que se fue por otra zona de recinto donde estábamos situados Marta y yo, la sensación de verlo a pocos metros de nosotros fue una auténtica pasada.
Y ahora llegaron las tres canciones que menos me gustaron del espectáculo. No es que sean malas, ya que oírlas en directo es una experiencia, tan solo que no las disfruté como hice con otras anteriores. La suite de Dark Phoenix, de la cinta X-Men: Dark Phoenix pesar de que Zimmer la defendía, no me convenció. Lo mismo ocurrió con los temas posteriores, Supermarine, perteneciente a Dunkerque y Paul's Dream: de la banda sonora de Dune.
No niego que los temas sean interesantes, e incluso que tengan su momento en el film correspondiente. Pero, en opinión de quien esto suscribe, hubiera preferido que no los hubiera interpretado, y, a cambio, meter otras piezas que considero mejores. El código Da Vinci, Black Hawk Derribado, Ángeles y Demonios, La delgada línea roja, La Roca o Marea Roja hubieran sido mis elecciones. Pero, claro está, no se puede contentar a todo el mundo y eché de menos éstas composiciones.
Menos mal, que de cara al final del concierto, Zimmer consiguió tocar el cielo, y hacer que el recinto se viniera abajo, con las cinco últimas suites. En las dos primeras, pertenecientes a Interstellar, el compositor alemán logró emocionar con dos momentos bastantes tranquilos. Además de los acompañamientos vocales, que sonaron en la mayoría de de temas, la segunda parte de la suite, estuvo acompañado de una bailarina, que fue izada del escenario y realizaba una preciosa coreografía siguiendo el ritmo de la música. Este instante hizo que me quedase con la boca abierta, y creo que no fui el único.
Pero fueron con las tres suites de El rey león, donde el BEC terminó de venirse abajo. Ya sea con la parte vocal, interpretada por Lebo M. el cantante original, o la parte instrumental cargada de emoción y nostalgia. A más de uno, entre los que me incluyo, se nos dibujó una sonrisa en el rostro al oír las voces interpretar en directo Él vive en ti o la ya citada El círculo de la vida. Gospel, percusión, danza, supusieron el colofón a una actuación que, una vez finalizada, puso a todo el recinto en pie. Y con razón.
Los bises no se hicieron esperar, y el primero de ellos nos hizo vestirnos de smoking y pedir un Dry Martini, mezclado no agitado. Zimmer conseguía hacer bastante rockero el tema de James Bond, original de Monty Norman. Sin tiempo para morir hizo que volvieran a subir las pulsaciones, que ya estaban por las nubes debido a El rey león.
Pero no todo dura para siempre, era el momento de despertarnos del sueño que había supuesto el concierto, y no nos queríamos despertar. El tema Time de Origen, ponía el definitivo punto y final a una noche que todos los que tuvimos el placer de disfrutar del evento, tardaremos en olvidar.
Durante todo el evento, Zimmer interactuó no pocas veces con el público, sirviéndose de parte de miembros de su banda para que tradujeran lo que estaba diciendo. Un momento bastante hilarante, fue al presentar al ingeniero de sonido, diciendo que sin él no sonarían igual. Momento que aprovechó el ingeniero, para distorsionar la voz del compositor y del que estaba traduciendo para causar unas cuantas risas en la audiencia.
Si tenéis oportunidad de ver al compositor alemán en directo os lo recomiendo. Es una experiencia increíble, apoyada por imágenes y por unos músicos de un nivel impresionante.
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