miércoles, 25 de enero de 2017

pelicula: Shin Godzilla

El pasado domingo tuve la oportunidad de ver el nuevo film de Godzilla, un icono representativo del cine japones y la figura más importante dentro del género kaiju (cine de monstruos gigantes). La cinta supone una actualización del film original dirigido por Ishiro Honda en 1954, que suponía una metáfora de los ataques nucleares sufridos por el país nipón en 1945. En la cinta de 2016 es el desastre de Fukushima, lo que sirve de inspiración a sus máximos responsables a la hora de traer de vuelta a Godzilla a la gran pantalla tras la reciente versión americana dirigida por Gareth Edwards.

Dirigida por Shinji Higuchi e Hideaki Anno, la cinta nos cuenta como Tokio empieza a ser arrasado por una misteriosa criatura que deja una estela de destrucción a su paso. El gobierno buscará una solución para destruir al monstruo, antes de que haga lo propio con Japón.

Como indicaba en el párrafo que inauguraba esta reseña, además del desastre de Fukushima se pueden ver también sus consecuencias, el terremoto y el tsunami que sufrió Japón en 2011 a raíz del accidente mencionado. Algo que se aprecia en la secuencia de Godzilla emergiendo del agua, ejerciendo el monstruo de estas catástrofes naturales y provocando el derrumbe del Aqualine Bahía de Tokio.

Dentro de la película se pueden encontrar dos partes diferenciadas. La primera de ellas tiene lugar en salas de reuniones, con los expertos reunidos tratando de encontrar una solución a la amenaza del monstruo. Pese a que gran parte del metraje transcurre en estos espacios, no se hace pesado en absoluto sobre todo gracias a la agilidad de las conversaciones y a su montaje.
Es precisamente en esta parte donde se aprecia la crítica, no exenta de ironía, que los realizadores realizan a la burocracia de su país, que en ocasiones puede llegar a ser más destructiva que el propio Godzilla. En este aspecto la cinta es bastante realista, refleja el caos que supondría la aparición del monstruo en cualquier país del mundo y el lío administrativo que ello conlleva.

La segunda tiene a Godzilla como protagonista principal y la destrucción que va provocando a su paso. Las escenas en las que interviene están dosificadas, para satisfacer a aquellos que se acerquen a este blockbuster y quieran ver en acción al famoso monstruo. Y lo cierto es que estos momentos son espectaculares, con un buen uso de los efectos digitales y de las maquetas.
El diseño del monstruo es impresionante, pese a que cuando le vemos por primera vez parece inofensivo al evolucionar a la forma que todos conocemos consigue acojonar. Es un Godzilla que da miedo, tanto por su aspecto y poderes como por la cara de cabrón.

Esto es lo que debería ser una cinta de Godzilla, tras la decepción que supuso para mi su adaptación por Gareth Edwards. Una película con unos personajes cuyas acciones te importen y consiguen que prestes atención a lo que está ocurriendo en pantalla. Donde las escenas de destrucción sirven de complemento a la acción principal y no como mera excusa para hacer uso de los efectos digitales.

Una cinta que supone el reencuentro con un icono del cine y el regreso por la puerta grande de Godzilla a su país de origen.

En resumidas cuentas:
Lo mejor: las escenas de acción, el diseño de Godzilla y la forma de retratar como se enfrenta el gobierno ante una amenaza que no sabe como parar.
Lo peor: que su estreno se haya visto limitado y que todos aquellos que esperen un blockbuster al uso se lleven un chasco.
La imagen: Godzilla avanzando mientras detrás suyo hay una pared de fuego.
La secuencia: el ataque del ejercito a Godzilla y la respuesta de este.
El momento: Godzilla utilizando su aliento atómico
A continuación el trailer:



No hay comentarios:

Publicar un comentario