El thriller es uno de mis géneros favoritos del cine. Siempre me han gustado las historias de policías, ladrones, atracos.... elementos esenciales de todo buen thriller que se precie. Dentro de este género hay títulos más destacables que otros, y luego hay alguna que otra sorpresa agradable como ocurre con la entrada de hoy. Sin resultar novedosa en absoluto, puesto que la historia que nos cuenta se ha visto en multitud de ocasiones, merece rescatarse por la labor de su realizador y sobre todo por el trabajo de su intérprete principal.
Dirigida por John Irvin y escrita por Ken Solarz, la cinta nos cuenta como tras un atraco a una joyería el criminal Skip (Stephen Dorff) traiciona y mata a dos de sus tres socios. Tan solo escapa Roy (Harvey Keitel), quien buscará venganza por el asesinato de su hermano.
Tal y como se puede ver por el argumento, nada nuevo bajo el sol. Muchas cintas ambientadas en el thriller parten de esta misma premisa. Pero esta película cuenta con diversos elementos para tenerse en cuenta y darle un visionado. Además es poco conocida, por lo que merece la pena darle una oportunidad y de paso descubrirla.
El primer elemento a destacarse es la dirección. El realizador consigue captar nuestra atención a los pocos minutos de comenzar el film. Sin duda sabe como dirigir secuencias de acción y tensión, no en vano estuvo detrás de películas tan interesantes como Ejecutor, con Arnold Schwarzenegger, o Robin Hood el magnífico con Patrick Bergin. Suya es la primera versión de El topo, en la que aparecía Alec Guinness. Por lo que sabe como dotar de interés a la producción.
El segundo elemento es el trabajo de Keitel, este no era su primer thriller y se encuentra cómodo en su rol de criminal justiciero. Keitel aporta su buen hacer y sabe dotar de personalidad a un personaje, que en manos de otro actor podía haber resultado un cliché andante. Algo que por fortuna no ocurre con el intérprete de Reservoir dogs. A pesar de ser un criminal, el rol encarnado por Keitel demuestra tener su corazoncito al ayudar a la viuda de uno de sus compinches en el golpe.
El tercer elemento es la labor del resto del reparto, en la que destacan Famke Janssen, antes de saltar a la fama con X-Men y tras haber sido chica Bond en Goldeneye, y Stephen Dorff. Ambos cumplen de forma bastante digna su labor, y salen más o menos airosos de su enfrentamiento actoral contra Keitel. El caso de Dorff resulta, cuanto menos, curioso. Es un intérprete que es capaz de lo mejor, como en Enemigos públicos o Backbeat, pero también de lo peor, Alone in the dark. Dorff ha tenido una carrera con bastantes altibajos, lo que es una verdadera pena, ya que ha demostrado que cuando quiere puede ser bastante solvente a la hora de dar vida a roles más serios.
Además de estos intérpretes nos encontramos en roles más pequeños a Timothy Hutton, Michael Jai White o Lucy Liu, además de un sorprendente cameo de Elliot Gould como un criminal. Todos ellos aportan, en mayor o menor medida, al resultado final del film.
La película es entretenida sin más. No es de los mejores thrillers ni pretende serlo. Pero cumple con su función de sobra, que no es otra que la de entretener.
El único pero que se le puede poner es que empieza muy fuerte, para luego bajar un poco y remontar de nuevo en su tercio final. Algo comprensible si se tiene en cuenta que su primer tercio pasa en un suspiro. Esto no quiere decir que uno se duerma o aburra a mitad de película, tan solo que no consigue mantener la misma intensidad de sus primeros minutos.
Si sois fans de los thrillers de atracos dadle una oportunidad. Seguro que no os arrepentiréis.
En resumidas cuentas: Lo mejor: la dirección y Harvey Keitel. Lo peor: una pequeña bajada de ritmo en su segundo tercio. La secuencia: La del atraco. La frase: Sois todos unos cabrones (el personaje de Famke Janssen al personaje de Keitel)
Stephen King es uno de los autores más adaptados, ya sea para televisión o en la gran pantalla. Sus relatos y novelas han dado para grandes trabajos, como en Misery o Cadena perpetua por citar dos de los más famosos, pero también para otros menos acertados o directamente fallidos, como en El cazador de sueños o La ventana secreta. Ahora su gran saga La torre oscura viene a unirse a este segundo grupo. Y es que su adaptación al cine no podía haber resultado peor. En lo que debía haber sido el inicio de una serie de películas se quedará en una sola, debido al fracaso en taquilla y público.
Dirigida por Nikolaj Arcel y escrita entre otros por Akiva Goldsman, la cinta nos cuenta como el joven Jake Chambers (Tom Taylor) no para de tener sueños con el hombre de negro (Matthew McConaughey) y con un pistolero (Idris Elba), en un mundo apocalíptico donde se alza la torre oscura. Lejos está Jake de imaginar el papel que va a desempeñar entre ambos hombres.
Decepcionante y aburrida son los adjetivos que mejor describen a esta producción. Toda la acción, aventuras, emoción y drama presentes en la saga original quedan aquí diluidos por culpa del director y de un torpe guión. Y es que más que adaptar las 8 partes de las que se compone La torre oscura, lo que hace es hacer un batiburrillo con todos los libros. Como si de un monstruo de Frankenstein se tratara, el realizador toma elementos de varios de los libros, los une y el resultado final ha sido el que es. Una verdadera catástrofe, tanto a nivel de guión como de dirección.
Pese a durar poco más de noventa minutos, estos se hacen lentos. Y esto en una cinta de acción es pecado mortal. Mas que una película parece el episodio piloto de una serie. Tiene su misma duración y deja algunos cabos sueltos de cara a futuras secuelas, que parece ser que no se producirán a tenor de su batacazo económico. Los últimos treinta minutos parecen haber sido rodados a toda prisa, como si de repente el director hubiera querido meter más dinamismo en la parte final. Lástima que no lo hubiese hecho antes, el resultado hubiera sido, sin duda alguna, más interesante que el producto final que se ha acabado estrenando.
En primer lugar la dirección llevada a cabo por Arcel carece de interés o fuerza alguna. Es plana, aburrida y no hace justicia al trabajo de King. Un proyecto que fue largamente acariciado por diversos directores, como Ron Howard o JJ Abrams, ha ido a parar en manos de un realizador que tenía ante si una gran oportunidad para entrar en Hollywood y la ha desperdiciado. Una producción de estas características te pide a un director más familiarizado con el cine de evasión, que sabe dar con la tecla para entretener al público. Algo que por desgracia Arcel no ha sabido hacer.
En segundo lugar el guión es un verdadero despropósito. En primer lugar por mezclar al tuntún los 8 libros, los seguidores de la saga verán partes importantes reflejadas en la gran pantalla a modo de homenaje, algo que los que no la han leído no sabrán ver. Partes importantes como la final del sexto libro la meten cambiando protagonistas, otra del cuarto libro y esencial en la vida de Roland, el pistolero, aparece porque sí. Al adaptar una obra a la gran pantalla está bien meter cambios, no estoy en contra de ello, siempre que los mismos sean coherentes e intenten aportar algo nuevo. Algo que no ocurre aquí. La motivación de Roland aquí es distinta, le mueve la venganza y no la protección de la torre. Y ya lo de la habilidad de Jake es para mear y no echar gota
Otro de los grandes problemas de la cinta es la cantidad de guiños a otras obras de King. A lo largo del metraje el realizador decide meter, a saber porque, diversos homenajes a cintas como Cujo, Cadena perpetua, Christine o El resplandor entre otras porque sí. Si estos aportasen algo a la trama lo vería bien, pero es que no aportan nada. Parece que el realizador ha querido decir, eh mirad he leído a King y voy a meter referencias suyas a ver cuantas podéis identificar.
Otro detalle que no me gustó es que, en bastantes ocasiones, el protagonismo parece recaer sobre Jake dejando de lado a Roland y Walter. En los libros Jake es secundario, y Roland es el verdadero protagonista. Para que os hagáis una idea, es como si en Misery dejarán de lado a los protagonistas y se centrarán exclusivamente en la editora del personaje interpretado por James Caan. Menos mal que poco a poco el pistolero empieza a ganar más importancia, a medida que se van desarrollando los acontecimientos.
La película funciona por determinados momentos o instantes, y consiguen que no se haga tediosa. Pero estos son los menos, esto hace que la cinta avance a trompicones y sufra de constantes altibajos. Lo que en ocasiones, al menos en mi caso, te haga desconectar, o no prestar demasiada atención, a lo que está pasando en la pantalla.
Lo mejor de la cinta reside en su pareja protagonista. Elba y McConaughey se salvan de la quema. El inglés está muy bien como el pistolero. Poco ha de importar que se le haya cambiado la raza. El Roland de los libros es un homenaje a Clint Eastwood, nada que ver con Elba, quien aporta todo su buen hacer y por ese esfuerzo se salva de la quema. El propio King dio su visto bueno a Elba. Pese a su buena interpretación, no podía dejar de pensar en lo que hubieran hecho con el mismo papel Viggo Mortensen o Mads Mikkelsen, quienes fueron candidatos a interpretar al pistolero.
El mismo caso ocurre con McConaughey. El texano se lo pasa en grande interpretando al villano de la función, y tiene para si uno de los mejores momentos de la película. El ganador del Oscar también hace lo que puede con un pobre guión. Y las ocasiones en las que ambos intérpretes comparten pantalla son lo más destacado de esta producción.
Muy decepcionante y fallida, no recomiendo verla. Con ver el tráiler debería bastaros. Sin duda de lo peor del año.
En resumidas cuentas:
Lo mejor: Idris Elba y Matthew McConaughey.
Lo peor: la dirección y el guión.
El momento: Walter en casa de Jake.
La secuencia: Jake y Roland recitando el credo de los pistoleros.
La figura del Rey Arturo ha sido adaptada en diversas ocasiones, ya sea en imagen real o en forma de dibujos animados a la gran pantalla. A través de las diversas cintas hechas sobre su figura, los espectadores han conocido diversas facetas suyas, de la musical de Camelot, a la más divertida de Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores a la más épica, y famosa, de Excalibur. El pasado viernes se estrenó en nuestras pantallas el último acercamiento a este personaje, tras varios meses de retraso con respecto a su estreno norteamericano, un batacazo en taquilla y críticas negativas. Así pues veamos si es tan horrible como dicen o en realidad no es para tanto.
Dirigida y escrita por Guy Ritchie, la cinta nos cuenta como Arturo (Charlie Hunnam) es un joven huérfano criado en un prostíbulo y con contactos con los bajos fondos de Londinium. Al extraer la espada Excalibur de la roca donde está enterrada, Arturo tendrá que hacer frente a su destino y arrebatar el trono a su malvado tío Vortigern (Jude Law).
Tras las numerosas críticas negativas y batacazo en taquilla, el viernes fui a ver la película con expectativas bajas. Y he de decir que, si bien la cinta no es perfecta ni pasara a la historia del cine, en realidad no es tan mala como la pintan. Cierto que hay aspectos que mejorar, pero la película me entretuvo que es lo que le pedía. El acercamiento que Ritchie ha hecho a la figura de Arturo no está mal, el realizador inglés nos ha querido contar el origen de su leyenda y de como formó su alianza con los caballeros de la mesa redonda.
Como no podía ser de otra forma la magia está presente a lo largo del film, ya sea con un comienzo que recuerda, y mucho, a las dos últimas entregas de El señor de los anillos, con la magia negra de Vortigern, con la ayuda de la bruja encarnada por Astrid Bergés-Frisbey y por supuesto con Merlin, quien a pesar de hallarse ausente en la película es nombrado y resulta clave en la leyenda de Excalibur.
Uno de los aspectos negativos en la cinta resulta el uso del montaje acelerado y ralentizaciones, una de las señas de identidad del realizador inglés. Si bien éste funciona en otros filmes como Snatch o Lock and Stock, aquí no está acertado. Esto provoca que su uso en determinadas secuencias resulte fallido, y en ocasiones puede llegar a marear al espectador. Un par de veces no está mal, pero Ritchie abusa de uso varias veces a lo largo del metraje. Y esto hace que la película se resienta de ello.
Otro de los elementos negativos a destacar es el uso, y en ocasiones abuso, de los efectos digitales. Éstos se centran más en parecer espectaculares, cuando en realidad lo que hacen es restar enteros al producto. Aquí, como en muchas producciones actuales, se preocupan más en lucir bien y bonito que en cuidar la historia. Una película no es solo efectos creados por ordenador, ha de tener una trama más o menos interesante y que consiga enganchar a los espectadores. Aquí por desgracia no ocurre.
Y por último el protagonista no resulta muy carismático. Hunnam parece ser que esté interpretando a Jax, su personaje en Hijos de la anarquía, una vez más que en ofrecer su propio punto de vista acerca del monarca inglés. Aquí vuelve a interpretar a un macarra, salvo que en vez de hacerlo en el siglo XXI lo hace en el I. Es una pena, puesto que Hunnam ha dado muestras de su faceta más dramática en otros títulos como Hooligans o la más reciente Z: la ciudad perdida. Aquí no hay apenas progresión dramática, el personaje de Arturo apenas sufre evolución. Pasa de ser un proxeneta a ser rey en un abrir y cerrar de ojos. Esto hace que el personaje no resulte del todo creíble.
Pero no todo van a ser cosas negativas. En primer lugar hay que destacar a sus actores secundarios, entre los que destaca Aidan Guillen, inolvidable Meñique en Juego de tronos, Djimon Hounsou o un Eric Bana que aprovecha sus escasos momentos en pantalla como el padre de Arturo. Todos ellos aportan su buen hacer y resultan más carismáticos y creíbles que el protagonista, sobretodo en el caso de Guillen que con su carisma y cinismo roba cada una de las escenas que comparte con Hunnam.
En segundo lugar destacar la interpretación de Law. El intérprete inglés sabe dotar a su personaje de las dosis necesarias de maldad, carisma y sex appeal a un malo que es de lo mejor de la cinta. Tiene para sí algunos de los mejores momentos, y resulta lo bastante cabronazo para desearle la peor de las suertes. Un gran villano que se come al héroe.
Y por último es que no aburre. No es de los mejores trabajos de Ritchie, pero está lejos de ser el horror que muchos dicen. Cumple con su función de entretener, y con eso basta. También hay que ser conscientes de lo que se va a ver, es decir, cine palomitero y sin ninguna pretensión salvo la de hacer pasar un buen rato a la audiencia. Lo que no quita para que se hubiesen podido mejorar algunos aspectos de la producción. Si éstos se hubieran mejorado, el resultado final hubiese sido distinto y su batacazo, tanto crítico como comercial, menor.
Un blockbuster para pasar el rato y poco más. Si queréis ver a un rey Arturo en condiciones, nada como ver la cinta de Boorman Excalibur, donde se nos ofrece un gran acercamiento a esta leyenda.
En resumidas cuenta: Lo mejor: Jude Law y Aidan Guillen. Lo peor: la falta de carisma de Hunnam, el montaje de algunas escenas y el abuso de los efectos digitales. La suma: Juego de tronos + El señor de los anillos + Lock and Stock = Rey Arturo, la leyenda Excalibur. El momento: la entrada de Arturo en Londinium al ritmo de The devil and the huntsman de Sam Lee y Daniel Pemberton. La imagen: Arturo extrayendo Excalibur. La secuencia: la huida de Arturo y sus aliados por las calles de Londinium.
Los años 80 fueron una época dorada para el cine de acción y aventuras, infantil, drama y familiar. Numerosas producciones que se estrenaron en esta década son clásicos actuales. Pero también de vez en cuando, se estrenaban cintas bastante entretenidas que hoy día apenas son reconocidas. Es lo que ocurre con la entrada de hoy, que fue dirigida por uno de los cineastas más famosos de estos años y protagonizada por una actriz muy famosa en aquellos años, sobre todo a raíz de su participación en Karate Kid. Una película que nos muestra lo arriesgada que puede ser la profesión de canguro.
Dirigida por Chris Columbus, la cinta nos contaba como tras ser plantada por su novio la joven Chris Parker (Elisabeth Shue) accede a cuidar a unos niños. Lejos está de imaginar las aventuras que van a vivir, cuando la canguro decide ir a buscar a su amiga Brenda (Penelope Ann Miller) a la estación de autobuses de Chicago.
Es una pena que este film no sea más recordado. En la dirección tiene a Chris Columbus, que pocos años más tarde estaría a cargo de Solo en casa y su secuela, así como de las dos primeras partes de Harry Potter. Aventuras en la gran ciudad supuso su debut en la dirección, tras haberse hecho cargo de los guiones de Los Goonies o Gremlins, ambas apadrinadas por Steven Spielberg. Y desde luego que no podía haber debutado mejor. Algo se le debió de pegar a Columbus de trabajar al lado del rey Midas de Hollywood, puesto que sabe dotar de ritmo y humor a esta simpática comedia
Elisabeth Shue hace aquí uno de sus papeles más divertidos. La actriz está perfecta como canguro a la que la situación le sobrepasa, pero que sabe anteponerse ante las dificultades que le van surgiendo a lo largo de una noche difícil de olvidar. Desde que comienza la noche hasta que acaba el turno de cuidar a los niños, la canguro sufre una evolución y madura en un breve espacio de tiempo. Además resulta imposible no enamorarse de ella en la secuencia que abre el film, en la que hace un gran playback del tema Then he kissed me del grupo The Crystals. Dos escasos minutos le bastan a la actriz para meterse al público en el bolsillo, y de paso enamorar a los niños y adolescentes de la época tal y como se puede apreciar a continuación:
Shue es la cara más conocida de un reparto, en el que nos encontramos en roles secundarios a caras conocidas como la de Vincent D'Onofrio en el rol de Dawson y Bradley Whitford como Mike, la pareja que deja plantada a Chris. Si bien esta cinta no tiene más caras conocidas no importa, se basta del carisma de Shue y de los niños, que no resultan asesinables, para sostener una película con la que pasar un buen rato.
Una de las secuencias que mas me gustan de la película, es la que tiene en el club de blues en donde se refugian nuestros protagonistas huyendo de unos mafiosos. Para salir airosos del paso, la canguro y los chicos tendrán que improvisar un blues acompañados a la guitarra por Albert Collins tal y como podéis comprobar a continuación:
Esta es una cinta que me gusta mucho, el ritmo no decae en ningún momento, los golpes de humor están bien conseguidos y las breves escenas de acción consiguen mantener la atención al espectador. No necesita de nada más para resultar entretenida, es un tipo de cine familiar basado en una idea original y que no está basada en ningún libro. En los ochenta el cine destinado a un público familiar, se basaba en su mayor parte en una premisa original y que conseguía llamar la atención del público. Y esto desde luego se agradece.
Además en su banda sonora cuenta con canciones entre otros de Iggy Pop, los Rolling Stones o Muddy Waters. El encargado de la partitura es Michael Kamen, famoso compositor por haber compuesto entre otras Jungla de cristal o Robin Hood: príncipe de los ladrones.
No es ninguna obra maestra, ni pretende serlo. La película fue hecha con una sola intención, la de hacer pasar un rato entretenido. Y el objetivo lo cumple sobradamente. Es un film muy ligero, cuyo metraje pasa en un suspiro y que nos devuelve a los tiempos del videoclub. Cuando cualquier novedad en las estanterías era bien recibida, para comentarla al día siguiente con los compañeros en el patio y recomendar su visionado.
Un film a reivindicar, muy entretenido y una de esas pequeñas joyas ocultas dentro del cine de los 80.
En resumidas cuentas: Lo mejor: la dirección de Columbus y el trabajo de Shue. Lo peor: nada destacable. La(s) secuencia(s): además de la del club, la huida de la guarida de los famosos. Lo(s) momento(s): Sara colgada de un edificio y el encuentro con Dawson. La imagen: la que cierra el film. La frase: nadie sale de aquí sin cantar un blues (Albert Collins a Chris)
Que Hollywood estrene dos cintas con una temática parecida no resulta novedoso en absoluto. Baste recordar los años en los que se lanzaron cintas como Volcano y Un pueblo llamado Dante's Peak o Deep Impact y Armageddon. Es lo que ocurrió en 1989, cuando se estrenaron Profundidad 6 y la cinta que hoy comentamos. Una entretenida producción de serie B y que merece reivindicarse como un aceptable entretenimiento.
Dirigida por George Pan Cosmatos y escrita por Jeb Stuart y David Peoples, la cinta nos cuenta como una expedición minera en el fondo del océano Atlántico está a punto de subir a la superficie. Pero el hallazgo de un buque ruso y de un tesoro que uno de los miembros lleva al complejo, desatará el terror y la lucha por la supervivencia de los hombres y mujeres que forman la expedición.
Simpática cinta de serie B que cuenta con cuatro elementos a destacar. El primero de ellos es la realización de su director. Si bien Cosmatos nunca va a pasar a la historia del cine como uno de sus grandes realizadores, si sabe como ofrecer a los espectadores un buen film y hacerlo entretenido. Si por algo se caracteriza el que fuera director de Cobra, es por su buena labor tras las cámaras y el ritmo que sabe imprimir a sus producciones. Cosmatos sabe como hacer la película entretenida con un argumento para nada novedoso. El argumento bebe, y mucho, de Alien. y La cosa. El realizador maneja de forma efectiva el suspense, y consigue ofrecer a los espectadores noventa minutos que pasan volando.
El segundo de los elementos es el guión escrito por Stuart y Peoples. Ambos guionistas cuentan con un buen puñado de buenos filmes a sus espaldas. Stuart fue el autor de los libretos de Jungla de cristal o El fugitivo, mientras que Peoples tiene en su haber los guiones de Blade Runner o Sin perdón. Tal y como se puede comprobar, ambos saben crear historias bastante interesantes. Tal vez este guión no esté entre los mejores de sus respectivas carreras. Como ya he dicho la idea sobre la que parte el film no resulta novedosa en absoluta. Los personajes son clichés andantes y se sabe de antemano cual será su destino. Y a pesar de ello, ambos guionistas consiguen atrapar a los espectadores con una historia ya vista, pero contada de una forma que resulte interesante para los espectadores.
El tercero es su reparto, integrado por un grupo de intérpretes conocidos por los aficionados al cine y que tuvieron su momento de fama durante los años 80 y 90. Así nos encontramos en el reparto con Peter Weller, Amanda Pays, Richard Crenna, Daniel Stern, Héctor Elizondo, Meg Foster o Ernie Hudson que son las caras más famosas del elenco. Algunos de ellos ya habían trabajado de forma anterior en cintas de acción, como en los casos de Weller y Crenna, mientras que Elizondo debutaba en este género. Todos ellos realizan sus papeles de forma convincente, cada uno en su rol: Weller como el líder, Stern como el típico salido o Foster como ejecutiva cabrona. Ninguno realiza ninguna actuación memorable, pero por lo menos no dan vergüenza a la hora de recitar sus diálogos.
El cuarto, y no por ello menos importante, es el diseño de la criatura llevado a cabo por el estudio de Stan Winston, responsable del diseño de Depredador, y por el diseño de producción a cargo de Ron Cobb, Conan el bárbaro, Ya solo por la labor de estos dos genios ya merece la pena darle una oportunidad al film. Ambos son grandes expertos en cada uno de sus campos, y eso es algo que se nota en la película. El diseño de la criatura es bastante efectivo, así como los efectos de maquillaje en los que el monstruo va haciendo estragos entre la tripulación minera. Sin ser una de las grandes creaciones del estudio de Winston, la criatura si consigue dar miedo que es de lo que se trataba. Y por supuesto está hecha de forma artesanal, sin necesidad de efectos por ordenador.
En cuanto a Cobb sabe como crear un ambiente claustrofóbico dentro de la plataforma subacuática, con sus recovecos donde el monstruo puede estar escondido o los pasillos interminables por los que los protagonistas tendrán que huir y salvar sus vidas.
Por último mencionar la partitura a cargo de Jerry Goldsmith, que aporta su buen hacer y sabe dar las notas necesarias de suspense y acción a una producción de estas características.
Tal y como se puede ver, la cinta cuenta con elementos a su favor y aún así no termina de tener buena nota en diversas páginas web. La razón pueda encontrarse en que su argumento sea una mezcla de las cintas ya mencionadas hace unos párrafos, que la labor de Cosmatos no acabe de convencer a todo el mundo y que para muchos la labor interpretativa de los actores sea justita. Es decir, lo que para mi son los elementos por lo que merece rescatarse. A mi es una cinta que me entretiene, cumple como cine de evasión y no resulta aburrida en ningún momento.
Una cinta que merece un visionado y una oportunidad. Si lo hacéis no os arrepentiréis.
El próximo 18 de agosto la plataforma Netflix estrena la serie Los Defensores, que supondrá la unión de estos cuatro héroes urbanos para enfrentarse a la amenaza que supone la villana Alexandra, encarnada por Sigorney Weaver, y la banda de La Mano, ya vista en Iron Fist y Daredevil. Para ello hoy en el blog voy a hablar de forma breve de cada una de estas series, y expresar mi opinión sobre cada una de las mismas.
Daredevil: estrenada en 2015 y la única, hasta ahora, que cuenta con dos temporadas. La serie nos cuenta la lucha del abogado ciego Matt Murdock (Charlie Cox) y su lucha contra el crimen en la cocina del infierno de Nueva York bajo la identidad de Daredevil.
Una de las mejores series de superhéroes estrenadas últimamente, y uno de los buques insignia de Netflix. Una serie adulta, con una buena historia y con unas buenas interpretaciones por parte de sus actores. Sobre todo hay que destacar la labor llevada a cabo por Vincent D'Onofrio, encarnando a un muy fiel Wilson Fisk, verdadero nombre de Kingpin, y el enemigo por excelencia de Daredevil, y de John Bernthal como Frank Castle, alias El Castigador. Cuya aparición y aceptación en la segunda temporada entre la audiencia fue tal, que contará con su propia serie a estrenarse a finales del presente año-
Peleas bien coreografiadas y las dosis justas de humor y drama, dan como resultado una gran serie que ha sabido reflejar de forma fiel en la pequeña pantalla las aventuras de uno de los personajes más famosos de Marvel.
Lo que diferencia a Daredevil de las otras series de superhéroes de la cadena, es que Murdock quiere ser un héroe y salvar la cocina del infierno del crimen. Algo que Jessica Jones, Daniel Rand, el verdadero nombre de Puño de Hierro, y Luke Cage aceptan a su pesar. Ellos no buscan ser héroes, se ven forzados a serlo debido a las circunstancias.
Una gran serie tanto para los amantes de las series de acción, como de los superhéroes en general y que va como un tiro. Engancha desde el principio y cuenta con un par de peleas, que para si las quisieran algunas producciones de acción actuales.
A continuación la intro:
Jessica Jones: estrenada en 2015, la serie nos contaba como tras su encuentro con el villano Killgrave (David Tennant), Jessica Jones (Krysten Ritter) decide abrir su propia agencia de detectives en Nueva York. Pero los caminos de Kilgrave y Jones no tardarán en volver a cruzarse.
Serie con un tono mucho más oscuro y deprimente que Daredevil. Jones es un personaje que sufre de estrés postraumático y decide ahogar sus penas en alcohol. Nuestra protagonista está rota por dentro cuando la serie comienza, a pesar de su aparente fortaleza exterior y de que todo le da igual, en realidad no es así. Es un personaje al que le hace falta mucho cariño, el cual encuentra tanto en su amiga Patricia "Trish" Walker (Rachael Taylor) y Luke Cage (Mike Colter) con quien iniciará una relación sentimental.
A diferencia de Daredevil, el ritmo de Jessica Jones es mucho más pausado. Los personajes y las relaciones entre ellos priman por encima de la acción, que haberla hayla pero queda en un segundo plano. Tal vez por esto la serie no tuvo la misma aceptación que Daredevil. La serie queda más cerca del neo noir que de la acción. Jones usará sus habilidades, fuerza y resistencia sobrehumana, además de su intelecto, para luchar contra Kilgrave y su habilidad para manipular a las personas.
A mi es una serie que me gustó, Ritter hace un muy buen papel de un personaje autodestructivo, que en diversas ocasiones transmite más con una mirada que con una frase.
Jones no busca ser heroína, se ve forzada a serlo y su cruzada contra Killgrave es de carácter personal por todo lo que le hizo pasar al estar bajo su influencia.
Es una serie que merece una oportunidad, pese a que no alcance el nivel de Daredevil.
A continuación la intro:
Luke Cage: estrenada en 2016, la serie nos contaba como Luke Cage (Mike Colter) intenta vivir una vida tranquila en Harlem. Pero la irrupción del mafioso Cottonmouth (Mahershala Ali) le llevará a reconsiderar su postura, y luchar por liberar a Harlem del criminal.
Serie con un ritmo mucho más dinámico que Jessica Jones, y con un protagonista con mucho carisma. Colter impone con su presencia física, y sabe componer un personaje que está marcado por la tragedia y de un pasado que vuelve para atormentarle.
Toda la serie supone un homenaje a la blaxpoitation, género cinematográfico destinado al público afroamericano, tanto por estar ambientado en Harlem como por la escasa presencia de personajes caucásicos a lo largo del show.
En la serie hay que destacar la presencia de Alfre Woodar como Mariah Dillar, una gran villana cuya ambición y sed de poder suponen una gran amenaza para nuestro protagonista y de Erik LaRay Harvey como Willis Stryker.
Serie que cuenta con altibajos, al igual que ocurría con Jessica Jones y también con Iron Fist, lo que hace que no sea tan redonda como Daredevil. Y es que el principal problema de Luke Cage, Iron Fist y Jessica Jones es, precisamente, Daredevil. El show protagonizado por Charlie Cox puso el listón muy alto, esto hace que el resto de series de superhéroes sean miradas con lupa.
Esto no quiere decir que la serie sea mala en absoluto, dista mucho de serlo. A mi me pareció entretenida, con algunos momentos que dejan con la boca abierta, y que cumple como entretenimiento.
A continuación la intro:
Iron Fist: estrenada en 2017 la serie nos contaba como tras una ausencia de varios años perdido, Daniel Rand (Finn Jones) regresa a Nueva York para retomar el control de la empresa de su padre, y enfrentarse a la banda de La Mano. Para enfrentarse a los criminales Danny se valdrá de su habilidad con las artes marciales y del poder de convocar al puño de hierro. Además contará con la ayuda de Colleen Wing (Jessica Henwick).
Tal vez la serie más floja de los héroes de Netflix, lo que no quiere decir que sea mala. Dos son los principales problemas de este show. El primero es la casi total ausencia de peleas en lo que se supone es uno de los mayores expertos en artes marciales de Marvel. Las mismas aparecen con cuentagotas, y cuando lo hacen uno espera más. De nuevo la sombra de Daredevil es alargada.
El segundo es que tarda en arrancar. Hasta el tercer o cuarto episodio no empieza a ponerse interesante. Esto hizo que mucha gente desistiera de verla, lo que sin duda jugó en su contra. Puesto que luego poco a poco va cogiendo velocidad, hasta llegar a una conclusión que nos hace querer ver su segunda temporada. Al igual que ocurrió con el final de Luke Cage.
Sin duda el personaje de Madame Gao (Wai Ching Ho) es de lo mejor de la serie. Es alguien que basa su amenaza en la inteligencia y en la capacidad de la manipular a todos aquellos que se cruzan con ella. Tal y como puede comprobar Danny en diversas ocasiones a lo largo del show.
Una serie que merece una oportunidad y con la que hay que tener paciencia. Una vez empieza lo interesante engancha.
A continuación la intro:
Además del escenario de Nueva York, el otro elemento en común entre todas las series es Claire Temple (Rosario Dawson) y el único personaje secundario que se ha dejado ver en cada uno de los shows.
Esperemos que Los Defensores cumpla las expectativas. A tenor de los avances vistos, la serie pinta bien. La respuesta el próximo 18 de agosto.
Cuando voy a ver una superproducción intento no dejarme influir demasiado por las malas críticas, para no ir con un mal concepto de la cinta antes de proceder con su visionado. Aún cuando la gran mayoría de las mismas coinciden en poner mal al film en cuestión. Y pese a esto sigo dando un pequeño voto de confianza, ya se sabe que crítica y público no suelen coincidir en lo que a películas, ya sean taquilleras o no, se refiere. Pero en esta ocasión no puedo estar más de acuerdo a la opinión de los críticos. Ayer vi la última entrega de los Transformers, y la experiencia no pudo resultar más soporífera tal y como voy a explicar a continuación.
Dirigida de nuevo por Michael Bay, el argumento de la cinta nos descubre la llegada de los Transformers a la época del Rey Arturo y su posterior lucha contra los Decepticons en nuestra época. Para ello nuestros héroes contarán con la ayuda de Cade Jaeger (Mark Wahlberg), un lord inglés (Anthony Hopkins) y una profesora de Oxford (Laura Haddock) contra Megatrón y los suyos.
Si ya la anterior entrega me aburrió mucho, decidí darle un nuevo voto de confianza a su realizador. Pero esta quinta parte ha resultado ser peor que la cuarta. Actores con el piloto automático puesto, tan solo Hopkins parece saber donde se ha metido, chistes sin ninguna gracia y una dirección plana, muy alejada de Dolor y Dinero y 13 horas: los soldados secretos de Bengasi, hacen de esta película uno de los peores filmes del realizador estadounidense.
Tres son los grandes problemas de la cinta. El primero reside en la interpretación de sus actores. Cuando tu ves una película, sea del género que sea, te importa lo que les pase a sus protagonistas. Te sientes atrapado por su historia, y por las diversas peripecias por las que pasan hasta la conclusión de la cinta. Aquí no ocurre nada de eso, no logras conseguir conectar con ninguno de ellos, al menos en mi caso, y te importa un comino quien vive y quien muere. No estoy pidiendo que hagan actuaciones dignas de Oscar, pero coño al menos atrae la atención de la audiencia. Wahlberg apenas varía de expresión en todo el metraje, cuando ha demostrado ser un buen actor, la chica está para lucir palmito y Hopkins es el único personaje que te importa lo que le pase.
El segundo problema está en el guión. No pido que esté lleno de grandes frases o discursos, pero hazlo entretenido. Estamos hablando de una película de acción, que se puede resumir en la frase robots dándose de hostias contra otros. Pero es que la historia no está bien contada, y eso que el argumento no podía ser más simple. Los supuestos golpes de humor, por llamarlo de alguna manera, en vez de causar risa dan vergüenza ajena. Y las pequeñas gotas de drama, en vez de conseguir emocionar, provocan el mismo efecto que si estuvieses viendo el Teletexto. Y ya lo de meter al rey Arturo y más adelante a los nazis es de traca.
El tercer problema es la realización de Michael Bay. Es un director por el que tengo simpatía, y que me ha hecho disfrutar con la gran mayoría de sus películas. Pero aquí y en la anterior entrega de Transformers, nada parece quedar del realizador de La roca o Armageddon. Tal vez esté quemado por haber dirigido las cinco partes de la saga y esté harto. Esperemos que deje de lado ya a los robots y vuelva a ofrecernos cintas tan interesantes como las ya mencionadas 13 horas y Dolor y dinero. O que por lo menos se tome un descanso y vuelva con más ganas a dirigir. La sensación que da su labor tras las cámaras es la de estar aburrido, y eso es algo que se transmite a la audiencia.
Los efectos especiales es de lo poco que se salva. Algo normal tratándose de una producción de estas características. Si encima los efectos digitales se notan y dan vergüenza apaga y vámonos. Pero esto no basta para compensar todo lo malo dicho anteriormente. Los efectos especiales no te van a salvar una película, por muy espectaculares que estos sean. Si detrás de ellos no hay una historia interesante, una buena dirección o unas buenas actuaciones se desmorona como si se tratara de un castillo de naipes. Es un producto vacío.
Es una película aburrida, no aporta nada en absoluto. Su duración resulta excesiva y tan solo quieres que se enciendan las luces y olvidar que la has visto. Que una película de acción sea aburrida es delito, y más viniendo de quien viene. Hay personajes que aparecen y desaparecen porque si, ya sean humanos o robots. Situaciones alargadas en exceso, y tantas preguntas que te haces mientras la ves que serían demasiado extensas como para plantearlas aquí. Y que encima lo dejen abierto para otra futura entrega es de traca. Esperemos que el siguiente realizador intente aportar algo a una saga, que debió concluir en su tercera entrega.
No la recomiendo ver en absoluto, hay otras películas que ver y con las que sin duda pasaréis un rato más entretenido que con esto. Y si alguien os dice de ir a verla, recordad el consejo de Gandalf:
Los mitos griegos han supuesto una gran atracción. Ya sea en el cine, en forma de documentales o series, el atractivo que suponen las aventuras de los héroes y dioses olímpicos siempre han servido de acicate a los lectores para disfrutar con las peripecias de Teseo y compañía. Es en este mundo de intrigas, tragedias y gestas donde se desarrolla la acción de la entrada de hoy. Donde los dioses juegan un papel primordial y los sentimientos de los personajes tienen bastante importancia, tanto en el bando humano como en el de las divinidades.
Escrito por Iria Parente y Selene Pascual, el argumento del libro es el siguiente: Orión, dios de la vida e hijo de Eris, quiere iniciar una revolución en el Olimpo y destronar a Hera con la ayuda de otros dioses. Para ello se servirá de la ayuda de Asteria, apodada la amazona roja y que le ayudará a revivir a su madre Eris atrapada en un laberinto.
Y poco más puedo decir sin destripar nada más del argumento. Cuanto menos avance de la trama mejor. Puesto que varias son las sorpresas y giros de guión, que esperan a todos aquellos que se adentren en las peripecias de ambos protagonistas. Dos personajes marcados por la tragedia, y que se necesitan mucho el uno al otro. Más de lo que en un principio les gustaría reconocer. Sus personalidades no podrían ser más distintas, por lo que aquí se cumple el famoso dicho "los polos opuestos se atraen".
Orión es el dios de la vida e incapaz de hacer daño. A pesar de ello guarda un sentimiento de rencor hacia Hera, tanto por lo que le hizo a su madre como por el comportamiento que tiene con él. En su viaje para cumplir su plan, su comportamiento irá cambiando poco a poco. Su confianza aumentará, pero también su cordura se verá puesta a prueba en un par de ocasiones. Estos golpes, en vez de minar su moral, la aumentará. Tal vez carezca de la fuerza física de otras divinidades o héroes griegos, pero en cuanto a su voluntad y fe demuestran ser férreas.
En cuanto a Asteria solo conoce la tragedia, la muerte y la venganza. Tragedia de verse arrancada de su hogar y haber perdido a sus hermanas amazonas. Ya sea en la batalla que llevó a su captura o las que han perecido en la arena para disfrute del Emperador, quien tiene a Asteria a su campeona y máxima atracción. Muerte de dejar tras de si un importante rastro de cadáveres, y venganza contra la figura del Emperador. En Asteria apenas hay lugar para el amor o los buenos sentimientos. Algo que cambiará cuando conozca a Orión y posteriormente a la semidiosa Ligeia.
En este libro las autoras nos presentan a los dioses como seres vengativos, rencorosos y que se mueven por su propio interés, salvo casos excepcionales como los de Demeter o Hestia. Si no fuera por su inmortalidad y poderes, podrían ser seres humanos. El ejemplo más claro queda reflejado en cuatro de los dioses más importantes del Olimpo. Zeus, Hera, Eris y Hades tienen mucho que decir en el libro. Precisamente es Eris, diosa de la discordia, el detonante de todos los acontecimientos que se van sucediendo.
La novela se encuentra estructurada en cantos, narrados en tercera persona que emulan a los coros que servían de introducción a los actos de las tragedias griegas, y que resultan un complemento ideal para la narración en primera persona por parte de los protagonistas. Algo que va unido a las figuras de sus autoras, quienes se sirven de este recurso literario a la hora de construir sus aventuras. De nuevo ambas escritoras consiguen hacer vivir a los lectores un carrusel de sentimientos.
Varios son los momentos a destacar dentro de la obra. Particularmente me quedaría con tres. El primero sería la parte del laberinto, y que marca un antes y un después en el devenir de los acontecimientos. El segundo es el encuentro en el templo de Ligeia entre Asteria y Zeus, y que marcará un nuevo giro en la trama. El tercero es su conclusión. Por supuesto hay muchos más, pero estos tres fueron los que más me gustaron. Por el cambio que supone en la trama y por como afecta a nuestros protagonistas.
Algo que me sorprendió, fueron las numerosas escenas sangrientas repartidas a lo largo del libro. No son pocas las ocasiones en que las espadas hacen acto de aparición, y los estragos que hacen entre aquellos que prueban el acero. En esta novela, ambas autoras han dado rienda suelta a su vena más sangrienta y demuestran saber crear escenas bastante impactantes.
Si la narración no resultase atractiva de por sí, las ilustraciones que acompañan a la historia a cargo de Mar del Valle suponen el complemento perfecto a lo que estamos leyendo. Estos dibujos ilustran algunos de los momentos más importantes de la novela. En un gran blanco y negro, la ilustradora nos ayuda a visualizar, aun mejor, estos instantes. Para muestra un botón.
Tal y como indicaba hace unos párrafos, esta es la obra que más me ha gustado de las que hasta ahora han publicado ambas autoras. La razón principal cabe encontrarse en que toda la mitología griega me ha gustado desde siempre. Y de paso ha permitido el descubrimiento de alguna deidad que desconocía, como ocurrió en el caso de Algos personificación del dolor, ya sea físico o emocional.
Un gran libro recomendado para todos aquellos que les gusten las historias ambientadas en la antigua Grecia, con dioses y héroes de por medio.
Hoy de nuevo vuelvo a traeros versiones de canciones realizadas por grupos y artistas, cuyo resultado final fue bastante discreto, siendo magnánimos. Estos temas distan mucho de superar o acercarse al original y consiguen el efecto contrario. Pero si la intención de los que versionan era, la de mejorar el original, su objetivo lo han cumplido de sobra. La entrada de hoy ha sido realizada en colaboración con el grupo de Facebook Crónicas de Nantucket, cuya aportación ha resultado bastante valiosa para traeros esta entrada. Aquí os dejo el enlace para que la visiteis: https://www.facebook.com/groups/592962380859792/
Canción: Sad eyes. Artista original: Bruce Springsteen. Estas dos palabras ya deberían bastar. El boss, el jefe del rock and roll no ha parado de regalarnos temazos a lo largo de su carrera. Este es uno de ellos, una preciosa balada y una de sus canciones más románticas.
Artista que realiza la versión: Enrique Iglesias. Poner en una misma línea a Springsteen y a Iglesias es poco menos que sacrilegio. El artista intentó dar otro toque a esta balada y lo hizo, pero por el lado negativo. Sin pasión, sentimiento, ni nada.
Canción: Smells like a teen spirit. Artista original: Nirvana. Uno de los himnos por excelencia de la banda de Cobain. Un tema cargado de rabia y uno de los himnos grunge por excelencia.
Artista que realiza la versión: Bebe. Si bien algunas canciones de esta artista me gustan, la versión que hizo no pudo ser más desafortunada. La mezcla rara de música, la falta de rabia a la hora de entonar hace que la versión de Nirvana sea inimitable.
Canción: Angie. Artista original: Rolling Stones. Una gran balada de sus satánicas majestades, y sobre la que circulan varias leyendas. Los chicos malos ingleses supieron sacar su lado más tierno con este tema, y dieron de lleno en la diana.
Artista que realiza la versión: Melendi. Con este artista me pasa lo mismo que con la anterior. Me gustan algunos temas e incluso fui a un par de conciertos, pero versionar a los Rolling ya son palabras mayores. Y el resultado es, bueno, ahí os dejo el video para que juzguéis por vosotros mismos.
Canción: You spin me round. Artista original: Dead or alive. Una gran canción de los ochenta, el tema más conocido de la banda británica y cuya versión realizada por Florida no está nada mal.
Artista que realiza la versión: Thalia. La artista mejicana decidió versionar este tema. Lo único que consiguió fue hacerlo más grande, y a la vez destrozar los tímpanos de todos aquellos que tuvieron la osadía, y el valor, de escucharlo.