Dirigida por Ron Shelton en 2002, y alejándose de este modo de los films deportivos en los que se ha centrado la mayor parte de su carrera como Tin Cup o Los búfalos de Durham, la trama nos cuenta como tras un juicio el veterano Eldon Perry, Kurt Rusell, y el novato Bobby Keogh, Scott Speedman, son asignados para que investiguen un cuadruple homicidio con tintes raciales. Todo ello mientras la ciudad se ve envuelta en el escándalo por Rodney King y nuestros protagonistas se plantean su moralidad como policías.
Muy interesante cinta, que tiene en sus puntos fuertes el guión escrito por David Ayer, que cuenta ente sus escritos filmes como Training Day o A todo gas y quién de un tiempo a esta parte se ha pasado al otro lado de las cámaras dirigiendo sus propios libretos como en Sabotage o Corazones de acero. Ayer, se encarga de transcribir en imágenes la historia creada por James Ellroy, uno de los padres de la novela negra estadounidense actual con títulos como La dalia negra o L.A. Confidential, la cuales contaron con su adaptación a la gran pantalla. Por lo que el material de base ya sabemos que tendrá unos personajes y situaciones bastante acertados.
Junto a los actores antes citados, cabe mencionar a intérpretes tan solventes como Ving Rhames, Brendan Gleeson o Lolita Davidovich. Todos ellos realizan unas actuaciones bastante convincentes, destacando sobre todo Russell, ofreciéndonos aquí una faceta oscura que antes no habíamos visto y que volvería a repetir años más tarde en Death Proof, donde ya es un villano en toda regla. En esta cinta es un personaje con grises, que a medida que avanza el metraje va cambiando cuando se da cuenta de lo que está ocurriendo, no solo en la ciudad y en su departamento, sino también en su vida privada.
Esta es una de esas películas que tenía en la lista de pendientes, hasta que hace un par de semanas al fin le pude hincar el diente. La espera desde luego que mereció la pena, no es el mejor thriller de la historia ni pretende serlo. Es consciente de sus limitaciones, tan solo quiere hacer pasar un buen rato a los espectadores mientras la ven, y desde luego que lo consigue.
Que nadie espere ver grandes tiros o espectaculares persecuciones, aquí es lo que menos importa, pese a que nos encontramos con un par de instantes que rozan la acción. Aquí lo que más importa son los personajes y las situaciones por las que van pasando, y que les hace enriquecerse y cambiar el punto de vista y la situación que tenían hasta ese momento. Baste recordar el final de la cinta, que por supuesto no voy a desvelar, en el que Russell se marca un monologo al que no nos tiene acostumbrados, y que sin ser nada novedoso si que sorprende de un intérprete como Russell, más acostumbrado a roles más ligeros y menos serios como el que aquí desempeña.
Esta es una de esas ocasiones donde los personajes son grises, y no me refiero a nivel interpretativo, sino a la moral que tienen. Pese a los dos protagonistas principales son corruptos, poco a poco se van dando cuenta que esa vida tiene más inconvenientes que ventajas, y que todos los lujos que pueda traerles esa vida que les acerca mucho y de manera peligrosa a aquellos que han de perseguir y llevar a la justicia, no les puede traer sino disgustos y perder todo aquello que quieren.
Si os gustan los thrillers sobrios, secos y duros actuales, no lo dudéis y echadle un vistazo a esta cinta, seguro que no os arrepintiereis. Si ya la habéis visto, siempre es una buena ocasión para volver a hacerlo y ver que tal le ha sentado el paso del tiempo. En opinión de quien esto escribe, nada mal en absoluto pese a tener ya 14 años.
A continuación el trailer:
Espero que os haya gustado la entrada de hoy.