Estrenada tres años después de la original, y dirigida en esta ocasión por Rick Rosenthal la historia arrancaba justo donde acabó la primera parte: Myers ha huido y Laurie Strode, de nuevo Jamie Lee Curtis, es trasladada a un hospital cercano. El doctor Loomis, con Donald Pleasance repitiendo papel, hará todo lo posible por protegerla del brutal asesino, que hará de las suyas en el edificio. El terror está lejos de haber finalizado.
Interesante secuela y que cuenta con guión de los responsables de la original, Carpenter y Hill. En esta ocasión contó con un presupuesto algo más holgado, algo normal puesto que las segundas partes suelen costar algo más que las primeras. Lástima que el realizador de 2013 se desentendiera de dirigirla, sin duda el resultado podía haber sido distinto al ofrecido por Rosenthal.
En un principio se pensó que aquí se daría carpetazo a las peripecias de Myers, el final sin duda así nos lo da a entender. Pero debido al considerable batacazo de su tercera entrega, en la que no aparece el psicópata de Haddonfield, hicieron que en la cuarta entrega el asesino de la mascara blanca volviera a la acción haciendo lo que mejor se le da, esto es matar.
Aquí la cinta va directa a la acción, y no tardamos mucho en ver a Myers asesinando a todo aquél que se le ponga por delante. Y si encima va a un hospital, donde además de armas blancas afiladas, hay muchas personas a las que matar, el resultado es una gozada para los amantes del terror.
El universo se amplía en esta segunda parte, conocemos algo más acerca del pasado del personaje de Strode, y lo mismo ocurre con su principal perseguidor. En un momento de la cinta aparece una palabra, que será de importancia clave en posteriores entregas, y que sirve para conocer más acerca de la naturaleza diabólica de Myers.
Pude ver esta película en uno de sus pases por televisión, lo único que no recuerdo de si fue en noche de lobos o en mis terrores favoritos, creo que fue en la primera opción. Poco importaba que al día siguiente tuviera que madrugar, Myers merecía la pena. Y desde luego que no me importó perder horas de sueños por verle de nuevo masacrando a todo bicho viviente.
El fin de la cinta, como he mencionado unos párrafos más atrás, era de los que te dejaba con la boca abierta por la forma en que concluía. Cuando lo vi por vez primera no pude explicarme como era posible que hubiese más partes, pero es algo que explican en la cuarta entrega, en la que vemos las secuelas que han hecho mella en Loomis y Myers.
Uno de los asesinatos que sigo recordando es uno del hospital, en el que Myers usa un jacuzzi para hacer de las suyas. Huelga decir que las victimas acaban bien hervidas, cuál langosta o marisco.
Si no la habéis visto nunca es tarde para hacerlo, y los que ya lo hayáis hecho siempre es buen momento para volver a verla.
Os dejo con el trailer como suele ser habitual:
Espero que os haya gustado la entrada de hoy.